La verdad es que me ha sorprendido mucho cuando lo he leído en la propia web del Mallorca, "Héctor Cúper recibirá este domingo en el Ono Estadi, la insignia de oro y brillantes del Mallorca por su brillante trayectoria y su reconocido mallorquinismo". Y, sinceramente, y aunque no se cumpliesen 10 años de la Final de la Recopa, creo que se lo merece y que ya es hora de que el Mallorca empiece a agradecer a los hombres que hicieron grande al club, sus méritos. Cúper se merece este homenaje.
Lo cierto es que es sorprendente lo que ha cambiado su trayectoria. Llegó a Europa siendo un absoluto desconocido. De jugador, había sido un buen central que incluso fue internacional, apodado "Cabezón" por sus goles de cabeza y su firmeza en ese apartado. Y aunque ganó títulos en Argentina, nunca dio el salto a Europa.
Como entrenador, también saboreó el éxito al ganar la copa Conmebol con el Lanús, y merecer otro apodo como el del "Espartano" mucho antes de ponerse de moda con la peli de 300. Siempre se dijo que Cúper hubiera sacrificado sin pudor a todo aquel jugador que no cumpliese las condiciones para funcionar en su esquema. Al que muchos acusaban de defensivo, cuando respondía a un 4-4-2 a la antigua usanza, con un solo medio centro, un media punta y dos delanteros.
Con esa filosofía aterrizó en el Mallorca, como apuesta personal de Bartolomé Beltrán. Un equipo recién ascendido y que no podía imaginar los éxitos venideros. Finalizó en quinta posición la Liga, y alcanzó la final de Copa, que resistió con 9 hombres hasta sucumbir en los penaltys frente al Barça que obtendría el doblete. El año siguiente, con más de medio once titular traspasado, y un equipo hecho con retales y descartes, mejoraría sus números, finalista en la Recopa en su primera participación continental y tercero en la Liga. Pese a que toda la Isla entonase "Cúper quedate", el argentino se marchó buscando un conjunto de mayor envergadura.
Aterrizó en Valencia, con los mismos argumentos que en Mallorca. Un sistema ultra organizado, en el que todos debían defender y tener una resistencia física altisima. Con esas premisas, alcanzó dos finales consecutivas de la Champions, perdidas frente al Real Madrid y Bayern Munich. Su siguiente destino fue el Inter de Milan, cuyo presidente Moratti estaba ansioso por conseguir el scudetto, pero de nuevo, la suerte le fue esquiva, sobretodo el segundo año, cuando al Inter se le escapó el titulo en la última jornada. Al poco de empezar su tercera campaña en el Calcio fue destituido, peleado con varias de las estrellas del conjunto.
Ahí comenzó un largo periodo de descanso, hasta que de nuevo, el Mallorca, en la 2004-05 con Alemany a la cabeza llamó a su puerta. Floro había sido cesado, y Cúper debía volver a una Isla que le idolatraba y que le recibió como un heroe. Lo cierto, es que los resultados no fueron modélicos, al Mallorca le costó arrancar, la plantilla hacía aguas por todos los lados, hasta que en las siete últimas jornadas, el Mallorca fue capaz de recuperar once puntos y el golaverage al Levante. El Mallorca de Cúper logró la mayor remontada en la historia de la liga y se quedó en primera a costa de los valencianos.
El segundo año, con Cúper participando en la confección de la plantilla (sugiriendo el fichaje de Jonás "el Galgo" Gutierrez, por ejemplo) resultó desalentador. Fichajes suyos como Tuzzio o Peralta fracasaron, y en la segunda vuelta con el equipo como colista, decidió presentar la dimisión, incapaz de reconducir la situación. A cambio, y confesando que "por ser el Mallorca renunciaba a todas las cantidades económicas que le quedaban por percibir", y decía "que ayudaría al próximo técnico en lo que pudiera, porque él seguía amando al Mallorca". Y así lo hizo.
Después, continuaron los fracasos. Comenzó la temporada siguiente en el Betis, donde duró 14 jornadas. Después, fue contratado por el Parma para intentar evitar el descenso, algo que no consiguió. Y, este Septiembre, recibió la llamada para hacerse cargo de la Selección de Georgia, en el reto imposible de clasificarse para el Mundial.
Ahora, con la distancia, le llega el merecidisimo homenaje del Mallorca. Recibirá la insignia de oro y brillantes, encuadrada para rememorar el éxito del Mallorca durante la Recopa del año 99. Y, nuevamente reitero que poca gente se la merece más que el técnico argentino. Seguramente el entrenador que más sentimientos aglutinó a su favor, que más cariño consiguió, que más gente coreó su nombre y le pedían, le animaban, le rogaban que se quedase. Que consiguió hacer grande en España y en Europa a un equipo recién ascendido. Que, en un gesto totalmente infrecuente en el fútbol, perdonó dos años de sueldo y se prestó a ayudar en lo que podía a su sucesor en el banquillo con tal de lograr la permanencia del Mallorca. Que conservando un caché de ganador, aceptó embarcarse en salvar al equipo que quería y lo consiguió.
Don Héctor (como decía José el otro día), te has ganado la medalla y el reconocimiento de todo el mallorquinismo.
